En el umbral de la banca sin fronteras
Para los que la viven, la velocidad del progreso tecnológico en esta era digital es un borrón. Puede resultar abrumador, un ciclo constante de innovación y obsolescencia. Este panorama se vuelve más manejable cuando damos un paso atrás y nos damos cuenta de que los cambios verdaderamente grandes -los que redefinen los modelos de negocio- no ocurren tan a menudo ni tan obviamente como imaginamos.
Pensemos en las últimas cinco décadas.
A principios de los años 70, los bancos pioneros en el uso de la tecnología se centraron predominantemente en la automatización. Eran los inicios de lo digital. Después llegaron la globalización e Internet. Esta fue la segunda era, en la que la atención se centró en la innovación desenfrenada, sobre todo en términos de nuevos productos y rápida salida al mercado.
A continuación surgió la "era digital", también llamada "economía de la experiencia". La palabra "digital" recibió la máxima atención mundial durante este periodo, exigió recursos asombrosos y reajustó los roles empresariales (entre ellos, el de Chief Digital Officer). Sin embargo, ahora que lo pienso, gran parte de la atención se centró en la movilidad, en conseguir servicios por teléfono. La omnicanalidad seguía siendo un reto, y más aún garantizar la misma experiencia en todos los canales.
La era digital se ha caracterizado por:
- La promesa de nuevos mercados, nuevas oportunidades y microempresas.
- Una perspectiva muy real de desintermediación
- El baby boom de las FinTech
Lo digital ha abierto un sinfín de oportunidades por un lado y ha expuesto la amenaza de la desintermediación por otro. Para que un banco se mantenga firme, ahora debe convertirse en un Challenger en todos los sentidos de la palabra.
UN NUEVO UMBRAL
Suele decirse que toda historia de éxito es una historia de adaptación, revisión y cambio constantes. Con la marea digital aquí para quedarse, el sector bancario, ahora más que nunca, se ve obligado a replantearse estrategias para ofrecer resultados holísticos e impactantes. ¿Cómo pueden los bancos seguir siendo ágiles y competitivos y ofrecer la quintaesencia de la "experiencia Amazon" a sus clientes?
Y con los propios clientes asediados por las opciones que ofrecen las nuevas FinTech, ¿cómo se convierte un banco en el banco principal o el banco de todos los días para ellos?
Enfrentarse a las FinTech en su propio terreno es una mala idea. Son ágiles, pueden innovar y han demostrado ser capaces de hacer un mejor uso de la tecnología. Tienen a su favor la personalización, la rapidez y la economía. Donde fallan es en ser capaces de proporcionar el tipo de experiencia financiera holística que solo los bancos digitales pueden ofrecer.
La diferencia entre una FinTech y un banco es la diferencia entre un bocadillo rápido del carrito y una comida sana. El sándwich FinTech nunca ocupará realmente el tiempo de la comida, por muy popular que llegue a ser. Y es sólo cuestión de tiempo que esa comida sana se haga más portátil de lo que es hoy.
A medida que los expertos y las propias FinTech se dan cuenta de que los pronósticos sobre la "gran absorción de las FinTech" son prematuros, los bancos se encuentran en un nuevo umbral. Espoleados por las posibilidades de colaboración y reforzados por las nuevas tecnologías que hacen que el cambio sea más modular y menos doloroso, está surgiendo una nueva propuesta, inigualable en alcance e imbatible en valor. La llamamos la Propuesta 5E.
Autor :
Padmini Sharathkumar
Jefe de Negocio,
CBX-Retail
Padmini posee una combinación única de experiencia en tecnología y banca. Antes de ocupar el cargo de directora de capacitación empresarial, dirigió varios departamentos, entre ellos el de marketing global y la oficina del Presidente. Antes de incorporarse a Polaris, trabajó en las áreas de Treasury y Tecnología de American Express, donde su Equipo de Acción de Encuestas a Empleados (ESAT) recibió el Premio del Presidente.